La bomba peristáltica Rotho nació hace 30 años y fue aplicada en la enología por primera vez por Ragazzini, con lo que ha permitido dar un salto de calidad notable en el mundo del vino.
La delicadeza y la sencillez con las que se transporta el producto convierten la bomba peristáltica Rotho en una de las máquinas enológicas más revolucionarias de los últimos tiempos y en el mejor sistema de trasiego de un producto frágil, como es el vino.
Por este motivo, la enología moderna confía la fase delicada del “transporte” a la bomba Rotho, ya sean líquidos, despalillados u orujos descubados.
El principio de funcionamiento de la bomba se basa en el movimiento peristáltico del sistema digestivo corpóreo, que consiste en la contracción y sucesiva liberación de un músculo alrededor de un tubo para permitir el tránsito de las substancias por su interior.
En la bomba, un tubo de elastómero es aplastado repetidamente en toda su longitud por rodillos; entre un paso y el siguiente del rodillo impulsor, el tubo retorna a su diámetro original para provocar un vacío que aspira el producto transportado.
Este movimiento provoca un bombeo delicado sin causar el mínimo daño al producto e impide cualquier tipo de contaminación al evitar el contacto con órganos mecánicos.
El sistema característico de aplastamiento del elemento tubular de esta bomba se produce mediante “rodillos sobre cojinete”, un sistema que ofrece varias ventajas:
Asimismo se recuerda que la bomba peristáltica Rotho puede aprovecharse los 365 días del año para los trabajos más dispares en bodegas; por consiguiente, cuando se compra una Rotho no se compra solamente una bomba delicada y “cualitativa” sino también una bomba “cuantitativa”.
De hecho se puede usar:
En definitiva, la Rotho de Ragazzini es un instrumento indispensable, que ayuda de manera sencilla a obtener un producto final de calidad.